Muchas veces en la vida te das cuenta de que las cosas no son lo que parecen. El tango tiene muchas de esas historias, de traiciones, amores no correspondidos etc. Y hoy me toca a mi descubrir que tal vez Berlín, la ciudad que elegí como destino no es lo que parece ser.
Pasar del amor a la indiferencia y porque no al odio es algo que pasa de golpe sin que uno se de cuenta y yo que hasta ayer estaba por sacar una nueva casilla de mail que vi publicada por ahí (@berlin.de) hoy estoy reconsiderando seriamente si realmente voy a volver algún día a esta ciudad. Es que la ciudad me mostró su peor cara de pendenciera.
Todo empezó bien temprano a la mañana cuando me presenté a dar mi examen de manejo, algo que vengo preparando hace un buen rato y que me propuse completar contra viento y marea. Que es lo que me gusta? Que te lo dan de por vida o sea nada de renovar cada 5 años haciendo colas eternas. Y por supuesto, el hecho de que es exclusivo: tener un registro de conducir de la ciudad de Berlín es algo que no muchos seguramente puedan ostentar. El famoso mote de "distinto" que siempre sueño con conseguir, aunque en este caso no sea más que un papel que me lo van a robar en Baires a la primera de cambio
Pero como siempre uno tiene que primero mirar la letra chica que dice que si te lo dan de por vida, es porque necesitás más de 2 años para prepararlo. Ya la vieja de la escuela me venía echando mala onda camino al examen con frases de tipo: "siempre le recomendamos al alumno que tome más de 1 clase". Bastó que el profesor se subiera al auto y preguntara "practicó?" para que la maestra me mandara al peor de los infiernos haciendo un simple "emmmmm". 5 minutos después estaba de vuelta con un examen reprobado por exceso de velocidad en zona de niños jugando en la calle, desconocimiento absoluto de la velocidad máxima permitida en dicha área (a mi favor debo decir que si vas a 10 Km/h por cualquier calle de la ciudad te miran muy mal y te pasan con cara de malo), ignorar repetidamente señlaes de tránsito (como la que indicaba que esa era una zona de niños jugando) y no respetar la norma de "la derecha tiene prioridad". Encima me tuve que bancar de regreso el sermón de la vieja acerca de la necesidad de tomar más clases
Y acá aparece lo pendenciero: el examen lo podés dar todas las veces que quieras, siempre y cuando pagues de vuelta €80 de derecho a examen y obvio un par de clases extras con la profesora de la academia. Tengo bastante claro que en mi caso puedo llegar a necesitar 10 o 12 examenes y sucesivas clases para poder manejar sin violar ninguna de las 300 reglas de transito o indicaciones que hay en cada cuadra. Vale decir, si tuviera un policía siguiendo mi auto por la ciudad, tendría una pila de multas todas las mañanas en mi buzón, porque cada 10 mts. estoy violando alguna regla.
Vuelvo a mi casa convencido de que el mío es un caso sin solución, de que fue un error venir a este lugar y otras tantas cosas horribles. Se me pasa el enojo y decido que tal vez no esté tan malo y que voy a renovar mi idilio con la ciudad sacando mi casilla @berlin.de. Voy entonces al site con mi cara de "prometo amor para toda la vida" y resulta que eso tampoco es gratis: €27 por año, por un servicio seguramente peor que el que te da gmail gratis.
Berlín, si yo procuro tu amor y vos amás solo mi dinero no nos vamos a encontrar nunca...
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
miércoles, 17 de febrero de 2010
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MM,
ResponderEliminarYo estoy pensando cómo pagar mi universidad que subió a $1.595 ("este ajuste - inevitable, dadas las presentes circunstancias"...a.k.a "nuevo hall de entrada"), cómo mantenerme a flote económicamente y cómo hacer para que no me caguen afanando. Yenes, kiwis, rupias, dolares o patacones...siempre es acerca de la plata.
O como dice Snoop Doggie Dog: Hey money - make - money money!