La chispa de la vida....

Hace poco más de 15 días tuve la desgracia de perder a mi padre Federico Santiago (Jacky). Fue algo completamente inesperado por todos nosotros y sin duda esta pérdida afectará de alguna u otra manera y para siempre el rumbo de mi vida.

Me cuesta mucho más escribir desde ese momento, porque en parte escribía por él, que era referencia obligada en muchos de los temas de los que yo escribía. Pero hoy lo hago justamente por eso...porque entiendo que la peor forma de recordarlo es muerto y sin escribir nada.

Que puedo decir yo que las personas que tuvieron la suerte de conocerlo no digan o piensen? Seguramente no mucho. Tal vez conozca más en profundidad la faceta del Jacky casero, el que estaba detrás del guardapolvo. Pero se parecía demasiado al mismo que te atendía en su consultorio.

Obviamente tenía un trato distinto con nosotros pero no hace una diferencia radical. Era básicamente el mismo, lo cual no deja de ser asombroso en un mundo de dobles y triples vidas, donde al que ves en televisión con una sonrisa de oreja a oreja no hace ni una mueva fuera de la pantalla o donde vivir una vida con otros valores distintos a los que decís tener es tan común que es casi una obligación.

Es que nos la pasamos simulando ser lo que no somos para poder pertenecer o participar. Y eso es algo que mi viejo lo retorcía. Creo que prefería al que era chorro que al que se corrompía para poder estar acá o allá. Es que con uno por lo menos tratás con una sola persona y sabés de antemano que es lo que quiere. Tampoco deja de ser verdad que como muchas otras personas, estaba en el lugar equivocado. Querer vivir una vida con valores en un mundo que los rechaza permanentemente es correr una carrera que para la sociedad actual no tiene vencedores pero si vencidos.

Pudo haber sido un poco más fácil al menos adoptar otro país y chocar menos con una sociedad tan mala como la que tenemos hoy en Argentina, pero siempre consideró que su tarea era en su país, que en otro lado tenía que arrancar de vuelta y tantas otras cosas, que por verdaderas que fueran, se terminaban transformando en dogmas y no se podían cambiar.

Era un fanático de la lectura y el conocimiento. Estaba siempre listo para leer y aprender y su hobby favorito era la música clásica. Creo que nunca supo de memoria la formación de ningún equipo de fútbol pero te podía contar la historia de cientos de eventos relacionados con la música. Eso lo deleitaba más que el dulce de leche.

Por supuesto que desde que se fue no dejé ni un minuto de pensarlo o imaginarlo, porque es todo tan reciente que todavía llamo a casa y creo que está ahí esperandome. Pero me doy cuenta que no es así y eso me genera un vacío enorme. Y es por eso que hoy estaba pensando en como recordarlo mejor y me dí cuenta que la cosa no se trata de eso. Los recuerdos están y son imborrables, pero es como ir a poner flores al cementerio, porque te volvés a quedar vacío.

Lo que realmente vale es mantenerlo vivo, prolongando su existencia, defendiendo su manera de pensar, siguiendo su camino...se trata de mantener viva su chispa y pasarle la antorcha de la vida a los que vienen detrás, en este caso mis bebes. Y para eso, tengo que vivir con los valores que el me dejó, deleitarme tanto con la lectura y el aprendizaje que practicamente no me quede tiempo para otra cosa y por supuesto empezar a forjar una base cultural bastante más amplia que la que hoy tengo.

Porque realmente creo en la otra vida y aunque hoy la muerte me quiera convencer de que no existe, yo tengo la certeza de que al final del camino mi viejo me espera para hacer todas esas cosas que en este mundo no pudimos hacer. Y por eso hoy y desde acá le digo: viejo, sacá entradas para algún concierto de Bach. Pero que no sea muy pronto, porque primero tengo pasar tu antorcha y eso me va a llevar cierto tiempo. Hasta entonces! (Bis dahin!)