Cada tanto tengo la sensación de que viví demasiado rápido. Un poco supongo tiene que ver esta idea que te venden del hombre que vive 400 años y que entonces tenés tiempo como para satisfacer primero tu ego y después pensar en una vida familiar. Y otro poco también la culpa es de Facebook que te lleva por el tiempo como un barrilete y te hace sentir que el tiempo nunca pasó, porque claro está lleno de fotos tuyas muy viejas pero que parecen que son de ayer y entonces volás y te crees que tenés de vuelta 18.
Y cuando de repente te conseguís un espejo o te encontrás con algún otro amigo que era como vos y ahora está hecho pelota la realidad te golpea mal. Digo, es una cosa bastante violenta tener una vida virtual te mueve a una velocidad porque tenés un montón de recuerdos que parecen reales y de golpe encontrarte mano a mano con la realidad. Nada peor para la virtualidad que la realidad.
El resultado es claramente esquizofrénico, porque la realidad y la virtualidad no se llevan muy bien. Y vivir una vida virtual muy intensa te priva de disfrutar a pleno de la realidad. En definitiva, no se si viví demasiado rápido. Tal vez me quedó una lista de cosas sin hacer y por eso ahora siento esa culpa. O más seguramente el revisionismo histórico me haga creer que no hice todo cuando en realidad puesto en ese momento y en ese lugar si hice lo que quise. La vida es para adelante y el pasado no lo podés cambiar así que la discusión se vuelve inútil.
A todas estas sensaciones hoy les sonó el despertador cuando mi hijo de 4 años me tuvo todo el día de acá para allá al llamado de "papi esto, papi aquello, porqué esto papi" y así siguiendo. Lo acompañé al colegio a su clase de fútbol y cuando hizo un gol vino corriendo a abrazarme, lo llevé a comer a Mc Donalds solo para que me mostrase como el submarino del pingüino disparaba su barrita, lo ayudé a buscar su barrita que por su puesto se perdía cada 2 minutos y tantas otras cosas. Descubrí en definitiva que tal vez no viví la vida tan rápido, porque de no haberla vivido como la viví hoy no habría tenido un día como el que tuve hoy.
Creo que hay pocas cosas más maravillosas que escuchar que un hijo te llama para jugar, pasear o hacer cualquier otra cosa, aún cuando muchas veces lo ignoremos o despreciemos por insignificante. Si le dedicase 1 minuto menos por día a mi vida virtual y lo invirtiese en mi vida familiar, sin duda sería más feliz. Porque hay felicidad imaginando que tan bien la pasamos acá o allá, pero está también la enorme felicidad de saber disfrutar la vida en el momento correcto, algo que claro, mi propio padre, siempre procuró enseñarme.
No es una mala conclusión para un sábado de lluvia. Gracias entonces Agustín por hacerme vivir un día distinto, justo en la antesala del día del padre, Vos y la charlatana de tu hermana me hacen realmente muy feliz...!
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
domingo, 19 de junio de 2011
Feliz día papi...
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