Hace un par de meses recibí una invitación inusual: mis ex compañeros del Esquiú se estaban juntando para festejar que hace 20 años dejamos el colegio.
Era ante todo una excusa para ver en que andaba cada uno, comparar panzas y peladas y todas esas cosas. Pero también para recuperar un sentido de pertenencia que alguna vez tuve. Si bien estrictamente no terminé en el Esquiú, 3/4 de mi vida escolar se fueron en ese colegio y me gustó saber que todavía alguno se acordara de mi.
Alguna vez lo comenté y soy un tipo bastante regresivo, pero positivo. Del pasado me quedo solo con las cosas buenas y las malas las descarto. Será por eso que miro con tanto cariño el pasado. Pero también es por eso que tengo espacio en el rígido para nuevas experiencias.
Es que si acumulás basura y te la pasás pensando en todo lo que no hiciste o lo mal que te fue dejás de vivir lo bueno que te queda por vivir. Y la vida es para adelante...hay que conservar a los amigos y los buenos momentos y seguir.
Y lo pongo en contraste exactamente con lo que me pasó con mi heladera. Hace 5 años estaba regresando de Boston, algo que no quería hacer y como no lo podía soportar, los últimos 2 meses me la pasé de shopping. Y entre todas las cosas que me compré, la más gloriosa era una heladera de 2 puertas que representaba en todo sentido el american way of life.
Para que tengas una idea del valor que le asigné a esa heladera, aunque me acomodé en un depto de 65 m2 con una cocina mínima, la heladera estaba ahí. Y la tuve en el living 3 meses porque no pasaba por la puerta de la cocina. Es más, en un acto de locura, hice romper la puerta de la cocina para meter la heladera.
Cuando me fuí a Berlin y para que no se arruine, la hice empacar y la mandé a guardar a un depósito para poder usarla a mi regreso. Y ahora que estoy de vuelta la mandé a buscar solo para comprobar que se perdieron las puertas y los estantes y no sirve para nada. Es que increíble como parece, los amigos 20 años después siguen siendo amigos y las heladeras 5 años después se quedan sin puertas y hay que tirarlas a la basura.
Por eso me gustó mucho escuchar hoy en la radio la canción de los Black Eyed Peas: going gone, que dice algo así como que nada vale, porque en el largo plazo, todo lo que tengas vale 0.
Vos podés pasarte 1, 2 o 10 años comprando cosas o podés invertir ese tiempo en hacer amigos de verdad. Pero cuando pase el tiempo, los amigos, si son amigos de verdad, todavía van a estar ahí para recordar las fechorías. La heladera seguramente se quede sin puertas y no valga nada.
Por eso, salud amigos, espero verlos de vuelta en cualquier momento para festejar que estamos vivos. Y si a alguno le sobran 2 puertas de heladera por favor me avisa...
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
jueves, 22 de julio de 2010
20 años de amigos y una heladera rota...
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Bueno, al menos te habrá quedado el TV que te llevaste de estos pagos :)
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