Tengo una fobia a los sicólogos y los peluqueros. Viene desde muy pequeño, cuando lloraba ni bien veía las tijeras acariciar mi rubicundo cabello. No es de extrañar que también le tenga fobia a los sicólogos porque en el fondo hacen lo mismo: el peluquero te arregla la cabeza del lado de afuera y el sicólogo se encarga del lado de adentro.
Entiendo que mi fobia además tiene mucho de piel. Me llevo muy mal con la gente que cree saberlo todo y los peluqueros y los sicólogos están siempre al tope del ranking de los que saben mejor. Vos vas y le decís "quiero esto" y el tipo agarra la tijera y se le ocurre innovar, indagando los motivos y suponiendo como te vas a desenvolver mejor en el exterior.
El problema es que terminás saliendo de la peluquería o el consultorio con una sensación de "despojado" que te deja realmente en una condición de indefensión total. Ya sea porque el corte de pelo es un desastre o porque se te metieron en algunos rincones que vos ni querés explorar el resultado es siempre el mismo. Del psicólogo al peluquero porque querés "sentirte bien" o "ser vos mismo" y del peluquero al psicólogo porque claro con esa cara de gil y sin pelo no podés ni levantar la mirada del piso.
Siguiendo la teoría del complemento, que establece que uno busca en el otro lo que le falta, yo me terminé casando con una psicóloga. Si le hiciera caso a esa misma teoría, en mi próxima vida me debería casar con una persona igual a mi: una economista obsesiva que se le pase comparando en el supermercado el precio por kilogramo del jabón en polvo para determinar que marca y que envase conviene comprar. Y por supuesto, agobiado y asfixiado por mi otro yo también conocido como alter ego, huiría otra vez de esa imagen materna hacía lo desconocido.
Estoy convencido sin embargo que en mi otra vida, me voy a casar con una peluquera y en mi tercera con una peluquera y psicóloga porque soy un empirico más necio que un asno necio. En cualquier caso estoy condenado a salir a la calle con un aire de suficiencia que solo me permita ocultar un poquito el poco pelo que me queda y lo atribulada que está mi conciencia. Necesito urgente un shampoo cerebral.
Me despido hasta la próxima sesión o mejor hasta el próximo corte de pelo.
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
domingo, 3 de julio de 2011
Psicologos y peluqueros
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Pobre tu mujer, lo que tiene que aguantar :)
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