Soy un argentino confundido. En realidad estoy más que confundido. Creo que abrumado se acerca más a la realidad. Y no es la inflación, la inseguridad ni la inestabilidad lo que en este caso me abruman. O a decir verdad, si lo hacen pero como todo lo cotidiano, es algo que ya no puedo distinguir. Están ahí al acecho pero digamos que lo sorpresivo sería lo opuesto: ir al súper y poder comprar lo mismo de la semana pasada con el mismo dinero o no recibir el llamado de algún amigo al que acaban de asaltar. Me sorprendían cuando volví de Berlín, pero claro después de 18 meses en la jungla soy uno más y he aprendido a cuidar mi trasero.
Los causantes de este estado de insomnio son los políticos y sus campañas. 24 meses de fútbol para todos y poco más de 6 meses de calendarios electorales me han dejado poco más que perturbado. Sin mencionar estas últimas 4 semanas que han sido de una intensidad inusitada y me han herido malamente. Lo que paso a describir a continuación no debería sorprender a nadie que habite esta tierra, pero si tal vez a los que se han ido para descubrir que en otros lugares no muy lejanos se vive mucho mejor.
Estaba el otro día tomando una rica sopa de letras que de golpe se volvió insalubre. Bastó echar un vistazo para descubrir que “Scioli” estaba en el centro del plato. Al decir verdad un poco a la izquierda del plato, pero la última i como que cruzaba de la otra mitad. Revolví un poco y apareció Menem, otro poco más y pude leer Duhalde y en la última cucharada juro que leí “Néstor”, el mismísimo anticristo.
No debería extrañar porque tal fue el recorrido político de este camaleón de las mil vidas que hoy me acecha desde todos los costados con su famoso “Creo en vos” en naranja y negro. Puede ser que crea en Dios y hasta puede ser que crea en mí, pero justo es decirlo, yo ya no creo en él. Como podría creer en alguien que es bueno para todo y para todos? Está escondido no solo en mi sopa más también en mi navegador web y aparece en los lugares más extraños. Se ha vuelto un mensaje subliminal inconsciente difícil de digerir, aún en el inocuo formato de una sopa.
Convencido de que el delirio se aproxima, apago la computadora y prendo la radio. Allí me ataca con un mensaje muy de poco vuelo el hijo de Alfonsín, que confiesa que ha viajado a Chile, Uruguay y Brasil y ha visto países sorprendentes que se pueden replicar. Suena a poco. Descubro en su mensaje al menos 2 cosas loables. La primera es la sinceridad frente a la mentira gobernante. No pretende que compre que es un intelectual de la más alta alcurnia. Se conforma con decirme que estuvo de vacaciones en pocitos, que alguna vez cruzó la cordillera y que visitó el carnaval de Río. Lejos de los padres de la patria que se inspiraban en Francia, Inglaterra o Estados Unidos, pero al menos salió de lo nuestro y es sincero. La otra cosa que destaco es su ánimo de copiar al que le va bien que supongo que es mejor que intentar “vivir con lo nuestro” inventando la rueda. Parece poco igual para un candidato a presidente.
Camino por la calle, levanto la vista y veo un cartel de los pitufos. Y justo al lado uno de Duhalde y Das Neves que dicen que “pueden”. Me cuesta creer que alguien que estuvo hace menos de 10 años e hizo lo que hizo entonces, ahora pueda. Y mucho más me cuesta entender que aquellos que se dicen opositores a este mamarracho estén pensando en apoyar a un mamarracho en contra de otro. Este gobierno es horrible y también peor…pero tirar nafta para apagar el fuego no parece ser algo muy racional. Alfonsín no es mejor, pero al menos es el hijo y gobernó hace 30 años. Le puedo dar el beneficio de la duda. Lo de Duhalde no tiene remedio alguno, al menos si lo que se busca es un país en serio.
A Carrió prácticamente no la ví. Su campaña componedora de un país mejor en el que promete gobernar sola sin los corruptos suena más a un programa para la isla de Robinson Crusoe donde habitan solo ella y viernes que la de alguien que pueda gobernar un país como este donde la corrupción esta en todos lados. Es más me animo a decir que no hay no corruptos o al menos que todos hemos aceptado o propiciado un ámbito de corrupción o al menos de intercambio por beneficios personales en mayor o menor medida. Y creo que tal vez esa sea la clave de esto: si todos renunciamos a los beneficios personales por pequeños que ellos sean tal vez podamos construir algo mejor. Ahora hacerlo desde un costado transversal y por supresión suena más a quijotada que a programa de gobierno.
Y entonces me interrumpe Rodriguez Saa que también se asoma desde un poster de color azul estilo andy warhol. Un todo terreno que promete integrarnos con el mundo. Es casi el opuesto de Carrió. En este caso es el gobierno del desarrollo por sobre el del como. Es el famoso “roba pero hace” que viene imponiendo el peronismo de un tiempo a esta parte. Tampoco me satisface. Es más, está probado que no sirve, porque tarde o temprano te deja de a pie.
Nada. Absolutamente nada…y entonces sucede lo mágico: prendo la tele y allí esta ella, vestida de negro, con esa espantosa vos de pito de maestra ciruela inaugurando una obra en algún lugar del conurbano. Desde la transmisión de la llegada del hombre a la luna que no veo tanta producción e imaginación. Es un calco de la de ayer y de la de anteayer: una cinta, una tijera, un discurso vacío, el recuerdo de Néstor, la lágrima y la promesa de un país más justo sin pobres ni excluidos. Están los pibes de la cámpora y el gabinete a pleno. Un conjunto de marionetas a veces acompañados por Hugo o Hebe.
Pero son siempre los mismos y se repiten hasta el hartazgo. Y lo más increíble es que apagas la tele, das 2 pasos y ves una realidad completamente distinta. He llegado a creer que Cristina hace todo esto desde un estudio de Hollywood (Palermo Hollywood claro).
Y entonces quiero poner todas las boletas opositoras juntas y eyectar a este gobierno por el aire. La verdad es que ninguno de los otros candidatos nos va a dejar en ningún lugar, pero si por lo menos puedo ver el fútbol sin tener que soportar que el torneo se llame Néstor Kirchner o un discurso de Cristina, va a ser como volver a vivir en una ciudad libre de humo. No es poca cosa…es lo que hay.
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
sábado, 13 de agosto de 2011
Crónicas de un argentino confundido
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