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sábado, 14 de noviembre de 2009

Cosas de la vida...

Ayer me terminé dando la vacuna contra la gripe porcina. En realidad por mi forma de ver el mundo, darme o no la vacuna es indistinto. En realidad estás jugando a las estadísticas en las que no creo.

Algún matemático de esos que abundan me tildaría de escéptico y me diría que salvo que las cifras del provengan del Indec, las estadísticas sirven. Pero yo sigo creyendo que las estadísticas sirven para los demás y que yo soy el típico anormal que queda afuera de la campana de distribución aunque tampoco me animaría a jugarle un pleno al cero.

Será por eso que mi performance en materías como estadística I y II o econometría eran cercanas a 3. Nunca me conformé con estudiar por los libros de la cátedra y me interesaba por otros del estilo: "porque las estadísticas no sirven para nada". Creo que Moreno leyó los mismos y prometo que la semana que viene le dedico un post a mi teoría del benchmark, algo así como Pensamiento Liviano 4.0.

Siguiendo con mi historia, fui al doctor. y le pregunté si tenía o no que darme la vacuna. Su respuesta fue científica: "No la necesitás. Tenés 36, estás sano y acá en Berlín tenemos los casos controlados. En cambio si te la doy, tal vez reaccionás mal a alguno de los componentes y vas derecho a la fosa. Sería distinto si me decís viajo...".

Me la dejó picando y le dijé: "me voy a Argentina en 3 semanas". Pude apreciar la transformación en su rostro y deduje que para el tipo eso era como la teoría del agujero negro donde no hay estadísticas valederas, 0 = infinito y tantas otras cosas. Pinchazo directo para uno, que ahora sabe que no se va a morir de gripe porcina pero va a pasar las próximas 48 hs. con un handy en la mano listo para llamar al servicio de urgencia por si se descompensa.

En eso estaba pensando esta mañana cuando agarré mi lista de "cosas para hacer antes de morir" y me di cuenta que Mili todavía no sabía andar en bici. Tiene 4 y no quiero apurar nada (ya perdió un diente en clases de monopatín), pero hay ciertas cosas que te quedan grabadas a fuego y una de esas es el día que aprendiste a andar en bici.

Así que allí fuimos este fiambre en descomposición y su princesa de 4 rumbo a la estación para inflar las gomas y salir. El resultado fue notable y en 3 minutos ya andaba sola, con los típicos tropezones del principiante, pero sola y feliz.

Tratando de ayudarla, corrí un poco al lado y eso hizo que desoyera las órdenes del doctor (reposo absoluto) y que ahora esté más cerca de los que no pasan que de los que siguen. Pero sabés que? Mucho no me importa, porque esta mañana fui inmensamente feliz. En el fondo: para que querés vivir más sino te sirve aunque más no sea para enseñarle a tus hijos a andar en bicicleta?

martes, 27 de octubre de 2009

De Barbies y otras deformaciones

Soy un padre ocupado por la educación de mis hijos. En realidad debería decir "sobreocupado", porque me paso de rosca mal y la realidad me muestra su peor cara. Así fue que viendo que Agustín de 3 se la pasaba paseando un bebe en un cochecito de la hermana, decidí que lo mejor era llevarlo a la plaza a jugar a la pelota, solo para comprobar que ya patea mucho mejor que yo.

Al regreso de la plaza sin embargo me sorprende Mili de 4 con una novedad: 2 barbies que venían abrazadas se acababan de casar. Tras una breve explicación acerca de la imposibilidad del casamiento entre 2 mujeres, me respondió que el problema era que no tenía ningún "novio de Barbie" para que se casen y que entonces se habían casado entre ellas. Creí ver detrás de todo esto la teoría nihilista de "en realidad, si desaparecen todos los hombres y solo quedan mujeres, existiría la unión entre 2 seres del mismo sexo" y me apuré a prometer que íbamos a comprar un novio.

La extorsión sin embargo no terminó ahí, porque al rato vino a reclamar que con 1 novio no alcanzaba, porque tenía muchas Barbies. Y para asegurarse de que le comprara un lote de novios me espetó: "no pasa nada papá, porque primero se casa con una y después con otra". Santo cielo, ya estaba sumando una serie de inmoralidades a la situación y salí corriendo a comprar los muñecos.

El problema sin embargo sigue sin solución: absolutamente todos los "novios" de Barbie tienen pinta de metrosexuales y para mi que son gays disfrazados. Así si compro 2, lo más probable es que se terminen casando entre ellos o peor aún, que mi hijo futbolista empiece a jugar con los "barbies". De forma que compré 1 al que hace 1 rato vi sin ropa porque "el otro día pasamos por un parque donde la gente estaba sin ropa".

Ahora resulta que tengo que comprar varios novios de barbies y un ropero con ropa para cada uno para evitar que se paseen desnudos por el living de mi casa. Y no me quiero ni imaginar el tipo de vestuario que pueden llegar a ofrecer para Kem. Ser padre hoy se está haciendo cada vez más difícil o al menos demasiado costoso. Un sicólogo a la derecha urgente...

Acerca del autor....

Acerca del autor....
MillenniumMan es el primer Cyberhero del mundo. Llega al planeta tierra en un repollo nocturno, disfrazado de chicharrón. Deja atrás su vieja presencia anodina para transformarse en un ser social agradable que solo es feliz destruyendo paradigmas. Se convierte en ícono social atendiendo a cuanto evento lo invitan. Sale de tapas reiteradamente y encara mujeres como si fueran cervezas. Su hobby favorito es jugar tenis y vivir según sus propias reglas. Funda este blog para generar conciencia y abrir las mentes de los lectores. Lo que antes era solo una posibilidad, hoy es una realidad y mañana un hecho consumado...su visión no tiene límites y no le teme a nada más que los murciélagos. Enemigo declarado de las autoridades del país, se radica en el exterior desde donde planea su retorno para construir un mundo mejor para todos.