Somos algo raro los argentinos...nunca conocí a algún argentino que no tenga un pasado ilustre o dejo de nobleza. En mi casa siempre se contaba la historia del tatarabuelo o algo así que estaba en la corte del rey de lo que hoy sería Alemania...claro que era catador de vinos, pero esa no es la parte contable...alcanza con saber que estaba en la corte.
Y este ejemplo es replicable a la mayoría de los que habitamos este país. Resulta que acá no vino ningún inmigrante...o mejor dicho, los inmigrantes analfabetos que llegaron al país eran los demás. Todos nuestros antepasados siempre fueron grandes empresarios con visión que vinieron al paía a hacer crecer sus ya brillantes negocios, dado que el mercado europeo estaba saturado. Nunca un albañil o un obrero...siempre un empresario de alcurnia, conde de no se cuantos condados y por supuesto, un ganador.
Supongo que eso tiene que ver con nuestra forma de ser. Nadie quiere trabajar...eso hacen los demás. Nosotros no trabajamos...no necesitamos. De última, si falta plata, aparentamos y buscamos que alguien nos mantenga...y así seguimos...y así estamos. Algún día nos vamos a dar cuenta de que no somos lo que creemos ser, que la plata no se hereda...que lo que no se produce no se tiene y que si yo vivo de arriba no es porque tengo suerte o soy más vivo, sino que seguramente hay algún otro al que estoy viviendo. ...tan simple como eso.
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
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