sábado, 5 de noviembre de 2011

Mi yo del futuro

Ayer me encontré conmigo mismo dentro de 12 años. Si bien no me saludó ni se presentó lo ví y supe en ese instante que ese era yo. Bueno, yo en un tiempo. Los mismos Levis 501, la misma chomba, zapatillas cool, barba de 1 día. Fue como mirarme en un espejo que reproduzca imágenes a la velocidad de la luz. Era yo sin dudas.

Y pude descubrir que en 12 años todavía tendré pelo, aunque por lo que pude ver se notará un poco más la incipiente calvicie en la nuca. También descubrí que finalmente me resigné a usar anteojos. Eso si, no voy a usar cualquier cosa. Llevaba puestos unos Ray Ban muy fashion. El estilo no se pierde nunca.

Es que soy Argentino y a mucha honra. Más aún, soy porteño y los porteños somos así: facheros, ganadores, cancheros...jugadores de toda la cancha. Tenemos en el centro de la ciudad un monumento que no sirve para nada más que para mirar desde arriba lo chica que se ve la ciudad cuando no estamos.

En cualquier caso me gustó mi yo del futuro. Por un lado está bueno saber que dentro de 12 años voy a estar vivo y que voy a conservar la línea. Digo, podría haber estado gordo, pelado, sin dientes o muerto...nada de eso: en algún lugar de mi cuerpo debe decir "válido por lo menos hasta el 2023". Seguramente eso está impreso en mi ombligo.

También descubrí que dentro de 12 años seré padre de un niño de 5 es decir que en 7 años me viene otro pibe. No lo tengo planificado, pero así son las cosas a veces. De nada valdrá cuidarse entonces, porque está claro que en el 2018 seré padre quiera o no.

Mi futuro no puede ser más brillante. Hay solo una cosa que me angustia en todo caso y es determinar Que estará escribiendo mi yo del futuro sobre mi en su blog en este momento.

Supongo que la intro dirá algo así: hoy viajé a ver mi yo del pasado. Lo hice para darle ánimo. Suerte que pude cambiar a tiempo, porque hace 12 años estaba hecho pelota. Angustiado, demacrado, sin poder entender que lo mejor de la vida estaba por venir. Así es la vida a veces. Que bueno es estar vivo...

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los sabores de la vida


Hace un tiempo leí un libro de esos que no cambian la vida de nadie, pero que sirven para escribir cosas como las que siguen a continuación. Se llamaba algo así como los 7 secretos del marketing y básicamente lo que planteaba es que un mismo producto es distinto para distintas personas porque es la primera experiencia la que condiciona lo que un producto significa para cada uno.

Recuerdo 2 ejemplos al pie de la letra: el bebé en Francia que tomaba una gota de champagne cuando sus padres mojaban un chupete en la bebida y el niño yankee que tiraba el manual del Lego y armaba cualquier cosa, contrariamente a lo que hacían los europeos que armaban el Lego tal como fue ideado. Según el autor, un comunista francés por cierto de esos que toman champagne y critican a los yankees, esto tenía que ver con la cultura de guerra y destrucción del imperio, más proclive a destruir y reconstruir que a seguir las reglas.

En cualquier caso esta nota de color apunta en otra dirección. El otro día tomé una Pepsi, algo que hace rato no hacía. Y es increíble porque a mi la Pepsi me supo a golf con mis abuelos en Mar del Plata. En el fondo no es casual, porque cuando iba a jugar golf con mis abuelos en Mardel, siempre terminábamos en la confitería de los acantilados donde te servían Pepsi en vez de Coca.

Lo bueno entonces es que para mi tomar una Pepsi es mucho más placentero que simplemente beber una gaseosa. Es retrotaerme a un momento de felicidad en mi adolescencia, esos días de verano que no terminaban nunca y en los que sentarme en una confitería con mis abuelos a ver volar pelotas de golf era todo un programa.

Ah...los buenos viejos tiempos...donde se habrán marchado. Si solo bastara una gaseosa para volver a revivirlos. No hay nada que hacerle: soy un regresivo eterno...ahora al menos tengo una Pepsi.

Acerca del autor....

Acerca del autor....
MillenniumMan es el primer Cyberhero del mundo. Llega al planeta tierra en un repollo nocturno, disfrazado de chicharrón. Deja atrás su vieja presencia anodina para transformarse en un ser social agradable que solo es feliz destruyendo paradigmas. Se convierte en ícono social atendiendo a cuanto evento lo invitan. Sale de tapas reiteradamente y encara mujeres como si fueran cervezas. Su hobby favorito es jugar tenis y vivir según sus propias reglas. Funda este blog para generar conciencia y abrir las mentes de los lectores. Lo que antes era solo una posibilidad, hoy es una realidad y mañana un hecho consumado...su visión no tiene límites y no le teme a nada más que los murciélagos. Enemigo declarado de las autoridades del país, se radica en el exterior desde donde planea su retorno para construir un mundo mejor para todos.