Se hunde el barco y mientras el agua nos tapa hasta el cuello alcanzo a observar cosas realmente incompresibles. Poco me importan Cristina, su vicepresidente con campera de cuero (ya el ministerio le quedaba enorme) y los 11 millones de locos que creen que estamos mal pero vamos bien. Algunos incluso creen que estamos bien. Esos ya no son locos sino que tienen algún otro tipo de arreglo. Son los amigos del modelo para algunos.
El problema está de nuestro lado del mostrador y no del de ellos. Los 11 millones de locos nada que ver con esto, porque después de todo y como bien decía el comercial, están realmente locos. No supimos, no quisimos, no pudimos ofrecer al país un modelo mejor que este desgobierno. Y entonces prendo la tele y lo veo a Binner celebrando porque salió segundo...a casi 40 puntos. Lo mismo le pasa a De Narvaez.
Y pongo el Twitter y ahí está Mauricio diciendo que festeja el mayor corte de boleta de la historia, cuando terminó 10 puntos abajo de su archi-rival en su propia casa. Y la veo a Lilita pensando que tiene que resistir porque tal vez en la próxima se le de. A ver si lo entienden: no se les va a dar nunca muchachos...nunca. Al menos no si no empiezan a liderar y a decir lo que todo el mundo sabe: nos estamos hundiendo solos.
Cuanta falta de grandeza, que falta de liderazgo. Frente a un conjunto de 11 millones de locos envalentonados detrás de uno loco o una loca (o ambos), los nuestros se quedan en sus casas esperando un terreno más fértil. Frente a alguien que agita todo el tiempo la bandera de la oportunidad y que construye poder arriesgándolo todo en cada jugada, nosotros optamos por guardar las cartas e irnos al mazo sin siquiera pagar la luz. O creen siempre que tienen la mano ganadora y que pueden solos. Por eso celebran un segundo puesto...porque tenían un poquito más que el de al lado.
Tiendo a creer que estamos condenados, no tanto porque existan 11 millones de locos, sino porque los cuerdos no tenemos lo que hay que tener para poner las cosas en su lugar. Sigo de todas formas pensando lo mismo: pueden ser 11 millones de locos. Si quieren también pueden ser 40 millones de locos, pero eso no cambia un centímetro los resultados. Un país que depende de un yuyo (y no lo dije yo), con una inflación de 2 dígitos y un gasto descontrolado en un contexto internacional adverso no la debería pasar muy bien.
A los locos no les importa mi pensamiento: están demasiado ocupados pensando que iphone se van a comprar el mes que viene. Lamentablemente a los cuerdos tampoco: están muy ocupados festejando que perdieron los demás. Veo un iceberg a pocos metros...supongo que me conviene quedarme cerca de los botes.
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
martes, 25 de octubre de 2011
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