Yo MillenniumMan caminaba sin destino por el universo cuando una fuerza desconocida me tomó por la espalda y me arrojó con violencia contra el pavimento. Al caer se proyectaron sobre el cielo una serie de imágenes en formato 3D que pude ver sin anteojos y que describo a continuación, seguro de que simbolizan el final de los tiempos.
Vi un dragón de 7 cabezas que echaba fuego por la boca y que con su cola aplastaba el útero de una mujer parturienta con forma de país. Entre las 7 cabezas pude identificar a las de Néstor, Cristina, Anibal, Hugo, Duhalde, Alfonsín. La septima no la pude reconocer porque estaba llena de picaduras de aveja.
A la mujer aplastada por la cola del dragón la rodeaban un grupo de hombres y mujeres que tenían sus caras tapadas con pañuelos y llevaban palos en los manos. No eran más de 200 pero eran acompañados por el silencio de otros 44 millones que llevaban anteojos de sol y comían choripan, mientras se quejaban de la situación y navegaban por sus teléfonos celulares reservando pasajes para ir a Disneworld.
Al son del último grito de la mujer aplastada por la cola del dragón, las estrellas del cielo colpasaron y cayeron en forma de billetes sobre mi cabeza. Los billetes con denominación de $1.000.000 tenían la cara de Cristina y en el dorso un escudo patagónico con la frase "Argentina, un país en serio".
Los 44,000,200 se arrojaron sobre mi persona tratando de procurarse la mayor cantidad de billetes posibles, que increíblemente se escurrían de sus manos como si estas no fueran capaces de asir nada. Aparecieron sin embargo una serie de criaturas patagónicas por mi desconocidas que con palas y carretillas juntaron los billetes y los depositaron en unas cuentas en el exterior.
Al mismo tiempo que todo esto sucedía, los multimedios locales informaban o desinformaban a la población según fuera su conveniencia, vendiendo los titulares de la portada al mejor postor.
Por último el agua del mar formó una ola gigante que cubrió en su totalidad a la superficie de la tierra, tapando valles y montañas, baches y cunetas. El agua no se pudo desagotar hasta pasado el temporal porque las obras del arroyo Maldonado todavía no estaban terminadas y cuando terminó de bajar, solamente quedaban 2 animales de cada especie y un hombre llamado Noe que se bajó en puerto madero y prometió abocarse a reconstruir esta nuestra tierra. Pero claro, estaba tan cansado que primero se echó una siesta.
Y mis ojos se cerraron para siempre, o al menos hasta la mañana siguiente donde amanecí con un dolor de cabeza importante producto de la resaca de la noche anterior.
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
sábado, 23 de octubre de 2010
El apocalipsis
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:) Este estuvo inspirado.
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