Me detengo en un parque y me pongo a ver a un perro que corre atrás de una pelota. El pobre va de acá para allá, no la puede agarrar nunca y cuando lo hace la muerde a más no poder sólo para darse cuenta de que no es lo que estaba buscando...
Bastante parecido a mi carrera laboral que sigue flotando sin rumbo. Estoy harto, cansado y completamente decepcionado de la vida corporativa. Quiero dejar de correr detrás de la pelota como un perro...quiero el poder, el control, el remoto, la manija y todo lo demás. No soporto más esta vida de perros callejeros que no hacen pie.
Esta vez voy a ir por más...no me va a detener ni el bala, ni su tren ni nadie. Voy por tanto que todos los que han existido hasta ahora no se me van a poder comparar...voy a ser el número 1, el mejor, el único, el incomparable, el amo y señor. Ni Néstor, ni Cristina ni Obama...yo...yo...YO...yo-yo
De golpe aparece ella...la dueña, una rubia divina de 1,80 mts. completa, le da un par de caricias, lo ata y se lo lleva. Me levanto del banco y me voy convencido: no es tan mala esta vida de perros corporativos...es sólo cuestión de encontrar a una rubia que te ate...
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Crónicas de un desempleado - Una vida de perros...
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