Sin embargo, nunca supe que es lo que me hacía recordar exactamente a la feliz. Tal vez la población un poco avejentada, o los edificios, muchos de ellos viejos y los nuevos de dudoso gusto...el cemento, las cuestas...algo...les aseguro que si la recorren algo tiene.
Hoy por fin el dilema se develó. Si bien Berlín no tiene mar, hay en muchos lugares de la ciudad piletas públicas, donde pagás Eur 7 y la familia entra a disfrutar de un día de sol y agua.
Esa era la idea...la realidad fue que me vi encerrado en un lugar con 4 piletas y 5000 turcos que hacían pís en el parque y hasta se cambiaban de muda en público. Fue lo más parecido a la playa Bristol que vi en mucho tiempo.
Desde Berlín, un reportero nostálgico al que la nostalgia le trajo el peor de los recuerdos.
MM
PS: manden dulce de leche por favor...y unos HAVANA
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