Esta es otra nueva sección del blog. Acá voy a contar un poco las diferencias que encontré en los distintos lugares donde trabajé, anécdotas de colores etc. Y ya que estamos, empecemos por casa: la oficina que tenemos en Berlín. El solo hecho de estar en Berlín ya le da un toque distinguido. Es una ciudad con mucha historia y la verdad es que las oficinas que tenemos hoy en día son bastante lujosas. Ya me habían deslumbrado cuando me hicieron la entrevista de trabajo. Viniendo de Argentina, no te podés imaginar que algo así exista y menos que una empresa que no conocés pueda tener algo así. Si lo esperaba de Gillette en Boston y esto está a ese mismo nivel, aún cuando es un open space y no hay boxes.
Pero el foco de esta sección es otro, la anécdota. Y tiene que ver con uno de los servicios más preciados que tenemos acá y como me imagino ese mismo servicio en Buenos Aires. Se trata de bebidas gratis. El concepto es que podemos tomar todo tipo de bebidas sin cargo, desde aguas hasta colas pasando por jugos, té o café. Para ello, en cada piso hay 4 cocinitas, donde te podés servir alguna gaseosa, preparar una infusión etc. Y para que las bebidas estén tomables, cada cocina tiene su heladera, donde se van refrigerando las botellas. Lo curioso es como funciona todo: te servís y si se acaba, repones en la heladera otra botella para el próximo (que podés llegar a ser vos) o preparás la máquina de café si se acabo el que había en el termo.
Ahora supongo este mismo servicio en una oficina latina: tomo la coca cola y no me fijo si hay otra refrigerándose. En caso que sea yo el que vuelvo por un refill no habiendo más, sencillamente camino 50 mts, hasta la próxima cocina donde seguro quedó alguna botella con contenido. Y repito el procedimiento hasta que no queden botellas en el piso, donde bajo a otro piso por la gaseosa fría. El resultado es: un montón de empleados bajando y subiendo por los pisos para tratar de tomar alguna de las bebidas frescas que queden en la oficina.
Y entonces aparece la nueva figura: el acaparador, que es aquel que harto de no tener bebidas frescas para tomar, pone una a las 7PM antes de irse para su casa y al día siguiente llega temprano y se lleva la botella a su escritorio, donde la pone cerca de la boca del aire acondicionado para que se mantenga fría. Incapaz de convidar un trago, se las ingenia para que nadie la vea, escondiéndola de los demás. Pero hay otra clase de inadaptado rompesistema: el chorizo. Es el que simplemente se lleva una gaseosa en su camino a casa, un par para el fulbito después del laburo o un par de cajones para la fiesta de la noche. Ni que hablar de las bolsas de café, que caben en la cartera de la dama y que sin duda desaparecerán a la brevedad.
Queda comprobado entonces que el sistema es inviable en nuestras latitudes. Una verdadera lástima porque yo lo disfruto demasiado. De yapa, va un video con info sobre la empresa...
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
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