Hoy venía en bici al laburo y tenía adelante a un par de adelantados que venían fuerte. Casi siempre me engancho en carreritas para quedar adelante: es una forma de mantener el espíritu competitivo y me distrae del viaje, que a veces se hace largo.
Pero hoy estaba caluroso, no quería transpirar y entonces sucedió. A los 2 de adelante los agarró el semáforo de la puerta de Brandeburgo que dura un par de minutos y les dí alcance...y además me disparó el siguiente pensamiento, típico de la teoría de juegos: si en cualquier situación de la vida, uno supiera que por más que ponga todo de si se llega a un semáforo donde se detiene al que venía primero y se le permite al último ganar la primera posición, que incentivo tiene el primero para llegar antes? Correcto: ninguno. Para que va a transpirar más que otro si cuando llego al semáforo lo pasa sin esfuerzo?
En Argentina nos pasa un poco eso...hace rato que no tenemos incentivos para llegar antes que nadie. Hace rato que se nos ponen semáforos cada 2, 4 u 8 años que perdonan a los deudores y castigan a los inversores. Y no a los inversores de medio pelo típicos de la burquesía local. Esos siempre caen de pie y se acomodan. Me refiero a los que verdaderamente tienen vocación de invertir y esperan una paga justa por el capital invertido.
Y no van a venir, porque ya estamos llegando de vuelta al semáforo rojo.
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