Hay cosas de este país teutón que me llaman poderosamente la atención y me generan un “que se yo”. Por un lado son súper cuidadosos de la calidad y cualquier defecto por menor que sea es “potencialmente” un accidente. Así por ejemplo el freno del auto que no hace ruido ni nada “estaba para reparar”, porque no está “óptimo”. Lo mismo me paso hace un tiempo con la bici que vengo usando desde que llegué. El bicicletero me dijo: “por favor, no la siga usando. Temo por su vida”. No soy un bicivolador ni mucho menos y la verdad es que la ciudad está tan preparada para bicicletas que me resulta difícil imaginar un accidente, pero el otro día empecé a analizar la posibilidad de comprarme un casco y tal vez ponerle algún farol adicional. Nunca está demás un poco de paranoia.
Hoy llevé el auto al mecánico. El arreglo de frenos mágicamente pasó de €80 a €158 en cuestión de horas. Y lo que es más grave: la rueda trasera tenía un tornillo y le pedí que me la repararan. Al rato me llamó el mecánico para informarme que la rueda no se puede reparar, porque obviamente “no quedaría en perfectas condiciones viales”. Lo peor del asunto es que la misma rueda nueva vale €142. Con lo que un arreglo de €90 se transformó por arte de magia en otro de €300. Que lejos estamos del “lo atamos con alambre” nacional. No se podrá importar algo de eso? No quiero representar un riesgo para la seguridad vial de nadie, pero esa misma seguridad está siendo altamente riesgosa para mi billetera. Marche preso...
Como mis lecciones de alemán van mejorando, ahora al menos se que acá a los chorizos les dicen “Wurst”. Si pasás por esto lares, cuidado con los Wurst…
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
martes, 12 de mayo de 2009
Chorizo se dice Wurst
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