Una de las cosas que mas me llaman la atención de Alemania es la del valor de la palabra. Todo el sistema está basado en la confianza en el otro y la palabra tiene un poder absoluto. Por supuesto, están los vivos de siempre que se aprovechan y terminan destruyendo el sistema, pero por lo general la población te toma la palabra como un hecho.
Un ejemplo sencillo: en mi casa tengo un medidor de luz y pago un canon anual por tantos KW al año. Al final del año te llega una carta donde te piden que verifiques el estado del medidor. Mandás el consumo que marca y ellos te devuelven una factura por la diferencia entre lo que pagaste y lo que tendría que haber pagado o un crédito a tu favor según el caso. Claramente podés hacer una latinada y declarar otra cosa y no se que tanto te pueden verificar después. Pero la gente no lo hace…Como esos te puedo poner 400 ejemplos distintos.
Y me sorprende por 2 cosas. Primero porque no lo había notado directamente hasta que hoy vi un comercial de Chivas donde se hace mención al valor de la palabra. Y segundo porque como Argentino, para mi la palabra no tiene valor. Viniendo de un país donde lo que hay son sensaciones o circunstancias y candidatos testimoniales, no es de extrañar. Hasta el día de hoy para mi la palabra no tenía valor. O mejor dicho, había tenido valor pero estaba más devaluada que los australes.
Me acuerdo particularmente que los fallos en los partidos de fútbol del colegio se basaban en la confianza. No había juez para determinar si la pelota había entrado o no y salvo alguna discusión bien intencionada y basada en el desconocimiento no había trampas. Increíblemente a medida que fui creciendo se fueron haciendo más necesarios los árbitros y he jugado infinidad de partidos de tenis con rivales que te corren las líneas o se hacen los doloridos para después correr la maratón de su vida 2 segundos después. Como esos también en este caso puedo poner 400 ejemplos distintos.
Es que somos un país de jugadores de truco nefastos que nos pasamos tanto de vivos que al final perdemos todos. Cuanto más cómodo me siento en este lugar donde a pesar de que me cuesta, mi palabra y la palabra que me dan tienen otro valor. No me resulta fácil acostumbrarme y cada tanto dejó colgado a alguno…pero es cada vez menos…porque no hay nada mejor que saber que tu palabra vale más allá de las circunstancias.
Ser un hombre de palabra, tener un honor que no es material sino basado en la conducta…todas cosas que mi viejo trató de enseñarme con su ejemplo mientras el resto de la sociedad me mostraba la otra cara de la moneda. Él los describía como “los vivos que hacen la bicicleta mientras yo laburo como un pobre médico”. Me tuve que venir hasta acá para entender lo que me quiso decir. Y entiendo ahora mucho más su frustración por pretender vivir con su palabra y su honor en un lugar donde lo que importa son otras cosas y cumplir la palabra empeñada es de boludos.
Como mi viejo, tal vez nunca llegue a millonario, pero a partir de este día mi palabra va a tener otro valor….viejo te lo prometo. Y para celebrarlo, cuando salga de la oficina me voy a tomar un Chivas. Les dejo el comercial
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
viernes, 15 de mayo de 2009
El valor de la palabra - Un Chivas on the Rocks bitte...
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