Puesto a buscar algún médico para tratar la alergia que me genera el polen de los árboles, agarré la cartilla médica de mi obra social. Como no tengo ningún tipo de referencias, sencillamente busqué por cercanía y después descarte aquellos que no sonaban. Así por ejemplo filtré a los que decían “acupuntura”, a los que tenían apellidos no alemanes (discriminación total) y otra serie de valores que sencillamente no calificaban porque no. En definitiva: hice la gran argentino.
El resultado por supuesto, fue igual de aleatorio. El doctor me recetó un par de antialérgicos, me mandó a la casa y terminó con una frase que me descolocó: “y nada de deportes…”. “perdón? Nada de deportes? hasta cuando?”. La respuesta fue letal: “hasta que llueva…”
Digamos, en cualquier espacio temporal moderno, las cosas se definen en horas, días, semanas o meses. “Hasta que llueva…” es un espacio temporal asociado, me imagino, a prácticas más antiguas donde las cosas se medían en términos de “cuando el sol se pone” o “con el primer rayo de luz”.
Entiendo la razón: cuando llueve el polen se moja y deja de volar. Pero con 30 grados y días enteros de sol (los últimos 15) me imaginé que me iba a tener que quedar encerrado en mi casa tejiendo como Penélope.
Por suerte, a los 90 minutos se vino una tormenta de esas que mojan y el polen ya no vuela. Me siento igual de mal que a la mañana, pero de todas formas: alguno está para un picado?
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
martes, 26 de mayo de 2009
Medicos Naturistas...estoy condenado?
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