Hace ya un buen tiempo que anda dando vuelta por la web un video de Steve Jobs, donde el mítico creador de Apple da cuenta ante egresados de Stanford que el solo tuvo un paso efímero por la universidad. A la luz de lo que hizo después es entendible porqué: lo que el quería estudiar, no se enseñaba definitivamente en ninguna casa de estudios de esa época. Nadie le iba a enseñar a ensamblar computadoras…tal vez si marketing, pero está claro que no lo necesitaba, porque es un genio del mercadeo.
A la distancia, a mi me pasó algo muy parecido cuando quise cumplir con el mandato familiar del hijo ingeniero. Si pasaste por esa carrera, los primeros años ves cosas tan alejadas como dibujo, química y geometría descriptiva o materiales para la construcción. Por mas que le pesara a mi familia, poco tenía que ver con lo que yo quería ser: una estrella del marketing y hacer negocios. Tal vez algo más vinculado a la informática hubiera servido, pero me parecía raro de cualquier forma estudiar informática lejos de las computadoras y la UCA no tenía en ese momento más que un par de máquinas viejas.
Fue así como luego de un par de años logré torcer la condena por la más afín economía, que aseguraba al menos un título duro pero me dejaba abierta la salida comercial con algo al menos más útil que saber el coeficiente de rozamiento o la cantidad de vigas. Lo que por supuesto nunca pude estimar es que la economía que me enseñaban en la universidad estaba tan alejada de lo que en realidad es. Vale decir, estudiando computación en el año 91 en la UCA, donde como dije no había máquinas, seguramente hubiera tenido una mayor correlación con el mercado que estudiando economía en San Andrés, con todos los profesores de Chicago y Columbia.
Es que sinceramente, para entender la economía de hoy no tenés que estudiar economía y mucho menos ir a Chicago o Columbia. Las leyes económicas que rigen la economía argentina te las enseñan Néstor y Guillermo en un manual de pronta aparición. Olvidate de todo lo que aprendiste y comprate un revolver que la única regla es la del oro: el que tiene el oro pone las reglas. Ah…y si estabas por estudiar economía o tu viejo tiene fondos para pagarte un master en Columbia, ni te calentés: ponete un parripollo y dale que va.
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
lunes, 15 de junio de 2009
Parripollo Néstor y Cristina - Ke parripollo...
Etiquetas:
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