martes, 14 de abril de 2009

Opinión Editorial - El desafío del bicentenario

Habiendo estudiado economía, en una época de mi vida le ponía precio a todo. Y cuando no era precio, al menos interpretaba al mundo en función de un modelo mental que combinaba variables para generar un todo antes de clasificar. Por ejemplo cuando conocía a una integrante del sexo opuesto, automáticamente ponderaba sus atributos y les asignaba un valor de forma de obtener un promedio ponderado.

Según este modelo, cada uno de los habitantes de la tierra hacía lo mismo que yo y entonces tenías al que buscaba dinero y no miraba tanto si la mina estaba buena o no (el clásico cazafortunas) , al que se que ponderaba más el físico y salía con la modelito para armar que no podía sumar y solo sabía sonreír y claramente quedaban fuera de la lista todos aquellos que miraban las almas y se enamoraban de lo espiritual. Es que la economía no concibe bienes que no sean tangibles y según concluía, nadie sale con nadie solo porque se enamoró del espíritu.

Obviamente funcionaba al inverso también: uno era un simple agente que llevaba al mercado su mercancía (físico, auto, dinero…) y conseguía tras algún tipo de campaña de marketing su contraparte compradora. Si volvía sin nada, era porque no tenía lo que creía que tenía (problema de producto), porque no comunicaba correctamente sus atributos (el típico grasa con $) o sencillamente porque no estaba en el mercado correcto. Esto último es bastante frecuente, porque no siempre la oferta y la demandan se encuentran en el mismo lugar.

A que viene esta historia? A que todavía, inconscientemente lo sigo haciendo y por eso decidí en algún momento irme de mi país a pesar que mis afectos están allí. Pero asumiendo que somos personas libres, en un mundo cada vez más comunicado y con altas posibilidad de movilidad, porque hoy te tomás un avión y en 12 horas estás en la otra punta del globo, lo que se viene es un mundo donde las ciudades van a empezar a competir por sus ciudadanos.

El modelo anterior donde los ciudadanos de un lugar se convertían en un cartel que impedía a otros ingresar por el solo hecho de no haber nacido en esa tierra, se va a invertir en algún momento y las potencias van a expulsar a los ineptos independientemente de su origen y van a reemplazarlos por extranjeros destacados para poder tener una ventaja competitiva respecto de otras civilizaciones.

Y es este me parece a mi, el desafío mayor que tiene nuestro país. Estamos embarcados en un proyecto que se mira el ombligo constantemente, que quiere generar reglas propias para poder seguir “con lo nuestro” y que año tras año se va a alejar más y más de una sociedad global y civilizada. Hace rato que dejamos de ser un país de inmigración y ahora somos un país de emigración, con el agravante que lo que se va afuera es el talento, atraído por las potencias que compiten para mejorar día tras día y lo que nos queda es “lo que no se pudo vender”.

Con reglas bastante oscuras, logramos que se venda en el mercado interno lo que antes se exportaba. Lo que no veo tan claro, a menos que se cierren definitivamente las puertas, es que podamos detener la fuga de cerebros. Y aún si las cerramos, está claro que el talento sin estimulación tampoco llega a buen puerto…no alcanza con evitar que los cerebros se vayan sino que hay que darles herramientas para que puedan agregar valor.

Del lado de enfrente ahora se nos ofrecen candidatos “testimoniales”, que es lo mismo que decir muñecos de metegol…como pudimos llegar tan bajo? Tenemos en claro como sociedad que este es un modelo agotado? Espero que si…

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MillenniumMan es el primer Cyberhero del mundo. Llega al planeta tierra en un repollo nocturno, disfrazado de chicharrón. Deja atrás su vieja presencia anodina para transformarse en un ser social agradable que solo es feliz destruyendo paradigmas. Se convierte en ícono social atendiendo a cuanto evento lo invitan. Sale de tapas reiteradamente y encara mujeres como si fueran cervezas. Su hobby favorito es jugar tenis y vivir según sus propias reglas. Funda este blog para generar conciencia y abrir las mentes de los lectores. Lo que antes era solo una posibilidad, hoy es una realidad y mañana un hecho consumado...su visión no tiene límites y no le teme a nada más que los murciélagos. Enemigo declarado de las autoridades del país, se radica en el exterior desde donde planea su retorno para construir un mundo mejor para todos.