Uno de los grandes problemas que enfrentás cuando vivís en el exterior es el del nombre. Ya lo había notado cuando estuve en Boston: “Federico” era un nombre impronunciable para los Yankees y me terminaban llamando de distintas formas, incluido el patético “puertorico”. Y por supuesto si conseguía que me dijeran por mi nombre, de todas formas sonaba raro: “federicou”. Por eso opté por el mucho más amigable “Fede”. Pero aún así pasaba a ser “fidi” o “fed”…
Con esa experiencia previa ya suponía yo que en Alemania la cosa iba a ser parecida. Y no me equivoqué: para todos soy “Frederico” y por más que lo aclare 1 millón de veces y logre corregir a alguno, a los 2 segundos aparece otra rata en algún otro lugar.
Cuando llegué el display del teléfono decía Frederico. Después de molestar a los amigos de IT un par de días logré que pusieran mi nombre correctamente. Pero a los 2 meses me mudaron de sector y otra vez el error se reprodujo. Por segunda vez llamé y está vez me costó algo más, pero lo conseguí. Desafortunadamente hace cosa de 1 mes nos mudaron de nuevo de sector y he vuelto a sumar 1 letra a mi nombre. Supongo que se va a quedar ahí por un tiempo.
No entiendo cual puede ser la dificultad, si acá la gente se llama de cualquier manera…después de todo Federico tiene 8 letras y se compone de 4 sílabas y puedo separarlo en 2 mitades “FEDE” y “RICO”. Pero no hay caso…el otro día uno me llamó “Enrico”. Se dio cuenta que no era ningún Enrico porque seguí de largo y entonces disparó “eh du…” (che vos)…pero claro tampoco soy Edu, así que pasé de largo y me tuvo que tomar por el hombro para llamar mi atención.
Por suerte el televisor me dio una alegría: un nuevo comercial protagonizado por “Federico” seguramente va a hacer que esta gente finalmente me llamé por mi verdadero nombre. Pueden notar además que está 100% basado en mi persona: es un pibito ganador, con toda la onda, que tiene novia y juega bien a la pelota y que además sale corriendo a comer un plato de fideos que es lo más me gusta. Es la versión de la historia que le voy a contar a mis hijos, porque como bien dice García Marquez, la historia es propiedad del que la cuenta. Pueden ver el comercial haciendo click ACA
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
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