Las encuestas para saber como está tu motivación son una fija en las empresas. Si bien siempre tuve la impresión que eran más una estadística para satisfacer el ego de HR con muy poco, en las últimas y convencido del famoso “el poder en manos del pueblo”, estuve siendo un poco más franco que de costumbre. Es decir, dejé de mentir y empecé a hacer comentarios reales sobre las cosas que creo tienen que cambiar.
Es que una encuesta es como una gran oportunidad para decir todo lo que pensás. Soy de los que critican no solo en los pasillos y por la espalda: te digo lo que pienso en la cara. El problema es que el nuevo director de operaciones de la compañía es un Fines amante de las estadísticas y por ende implementó una encuesta mensual. Y todo venía más o menos bien hasta que de golpe los números empezaron a dar mal.
Una cosa es poner el termómetro una vez cada 6 meses y tratar de mejorar las cosas y otra es hacerlo en forma mensual donde el tiempo que tenés para revertir una situación negativa entre encuesta y encuesta es realmente breve. Me llegan los resultados del mes anterior el martes y el viernes me estás preguntando de vuelta como estoy…improbable que te diga mejor. Y lo mejor del caso es que ahora si dice que se suspenden las encuestas o si las hace cada 2 meses, va a quedar muy mal parado.
Pero sabés cual es el verdadero problema? Las encuestas las hace un finés que está acostumbrado a vivir en Finlandia donde la gente se expresa objetivamente y los procesos de corrección se corren on demand. Acá está en Alemania, donde los procesos también se corren on demand…pero los que respondemos somos latinos, Yankees, rumanos, turcos etc. Y las preguntas son tan precisas que una respuesta equivocada hace temblar el edificio: una cosa es que te pregunte que te falta para estar más cómodo en el trabajo y otra que te diga si la estrategia de la compañía va en el sentido correcto. La primera tiene un impacto mucho menor que 100 respuestas diciendo que no entienden la estrategia de la compañía.
Es como preguntarle a tu chica que quiere para San Valentín y que te responda “un reloj Cartier”. Si sabés que no se lo podés comprar….no sería mejor preguntarle: te gustaría que te regale un Swatch divino que vi hoy? O ni preguntar y regalar…preguntar es ponerse gratis un revolver en la cabeza. Al menos cuando el que responde es el que suscribe…
Es que una encuesta es como una gran oportunidad para decir todo lo que pensás. Soy de los que critican no solo en los pasillos y por la espalda: te digo lo que pienso en la cara. El problema es que el nuevo director de operaciones de la compañía es un Fines amante de las estadísticas y por ende implementó una encuesta mensual. Y todo venía más o menos bien hasta que de golpe los números empezaron a dar mal.
Una cosa es poner el termómetro una vez cada 6 meses y tratar de mejorar las cosas y otra es hacerlo en forma mensual donde el tiempo que tenés para revertir una situación negativa entre encuesta y encuesta es realmente breve. Me llegan los resultados del mes anterior el martes y el viernes me estás preguntando de vuelta como estoy…improbable que te diga mejor. Y lo mejor del caso es que ahora si dice que se suspenden las encuestas o si las hace cada 2 meses, va a quedar muy mal parado.
Pero sabés cual es el verdadero problema? Las encuestas las hace un finés que está acostumbrado a vivir en Finlandia donde la gente se expresa objetivamente y los procesos de corrección se corren on demand. Acá está en Alemania, donde los procesos también se corren on demand…pero los que respondemos somos latinos, Yankees, rumanos, turcos etc. Y las preguntas son tan precisas que una respuesta equivocada hace temblar el edificio: una cosa es que te pregunte que te falta para estar más cómodo en el trabajo y otra que te diga si la estrategia de la compañía va en el sentido correcto. La primera tiene un impacto mucho menor que 100 respuestas diciendo que no entienden la estrategia de la compañía.
Es como preguntarle a tu chica que quiere para San Valentín y que te responda “un reloj Cartier”. Si sabés que no se lo podés comprar….no sería mejor preguntarle: te gustaría que te regale un Swatch divino que vi hoy? O ni preguntar y regalar…preguntar es ponerse gratis un revolver en la cabeza. Al menos cuando el que responde es el que suscribe…
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