Una de las primeras cosas que aprendés en cualquier empresa es a cuidar tu “culo”. No me refiero a ir al gimnasio para mantenerlo firme como hacen alguna de las asistentes de los gerentes que andan por ahí sino a realmente proteger tu trabajo que es el que te mantiene dentro de la compañía. Y no es una tarea sencilla, porque no solo tenés que protegerlo de los “hijos de puta”, que quieren tu silla a cualquier precio sino de los inoperantes que no hacen su trabajo y son más peligrosos que los anteriores, porque siempre están ahí acomodados por alguna mano amiga. Si hay que soltarle la mano a alguno, seguro que vos sos el primero en caer.
Por eso es muy importante aprender a dar los resultados. Y por dar los resultados no me refiero a mostrar resultados positivos sino a saber explicar porque no son los esperados o que se necesita. No siempre vas a tener la suerte de que tu unidad de negocios llegue al resultado esperado. Y salvo que estés en un universo cartelizado con tu competencia, lo más probable es que si vos llegás, el de la otra compañía sea el que tenga que explicar los platos rotos.
Me acuerdo de esas interminables reuniones, donde había que justificar una caída mensual de ½ punto de share y el responsable siempre se encontraba fuera de la habitación. Pero lo gracioso es que ese que estaba fuera de la reunión, seguramente presentaba sus resultados y también tenía alguien fuera de su reunión que era responsable por el problema.
Por eso es muy importante aprender a dar los resultados. Y por dar los resultados no me refiero a mostrar resultados positivos sino a saber explicar porque no son los esperados o que se necesita. No siempre vas a tener la suerte de que tu unidad de negocios llegue al resultado esperado. Y salvo que estés en un universo cartelizado con tu competencia, lo más probable es que si vos llegás, el de la otra compañía sea el que tenga que explicar los platos rotos.
Me acuerdo de esas interminables reuniones, donde había que justificar una caída mensual de ½ punto de share y el responsable siempre se encontraba fuera de la habitación. Pero lo gracioso es que ese que estaba fuera de la reunión, seguramente presentaba sus resultados y también tenía alguien fuera de su reunión que era responsable por el problema.
Y fue así que aprendí la lección: lo importante no es tener un buen resultado o siquiera trabajar, sino sencillamente estar en todas las reuniones, porque nadie se va a animar a decir “Fede no hizo bien su trabajo”. Como en el juego del huevo podrido, se lo ponés al distraído…el distraído no lo ve…y huevo podrido es.
Un muy buen aviso sobre las apariencias en la oficina: Hacé click ACA
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