Hoy a la mañana me encontré con un compañero de trabajo que me comentaba que nuestra firma presentó resultados negativos por 8,000 millones de dólares. Y es que de la crisis se habla en todos lados. Es como una ola gigante del tsunami que no se termina y cuando crees que ya se fue ves que todavía se lleva a otros de aquí y de allá. Y cualquiera que ponga ahora en duda la existencia de la crisis sería tildado de loco o inexperto: quedó claro que le pega a todos por igual, sin importar el lugar del mundo o la situación.
Dicho esto, las crisis generalmente se conforman por la existencia de 2 componentes: realidad y expectativas. La realidad es lo que inició la crisis: la existencia de activos tóxicos en el portafolio de los grandes bancos americanos, que si bien eran incobrables estaban valorados como mejores que buenos, con mucha gente invirtiendo fortunas detrás de los mismos. Las expectativas son lo que alimentan la bola de nieve y las que hacen que la misma crezca mucho más que lo que en realidad es.
Si vos crees que vas a perder tu empleo y tu jefe piensa que va a vender menos, seguramente ambos tengan razón y estemos armando una profecía autocumplida. Si por el contrario dejamos de alimentar la crisis y nos comportamos de forma más racional, seguramente podamos salir antes del pozo. En un avión que se cae, podés gritar y entrar en pánico o agachar la cabeza y esperar que aterrice sobre el agua. Si predomina la primera actitud, seguramente el piloto pierda la concentración y todo termine peor.
Hay sin embargo en esta crisis un tercer factor que por ahora se visualiza tibiamente: una increíble oportunidad para muchos inescrupulosos de limpiar cocinas sucias aprovechando la cantidad de elefantes que pasan corriendo por todos lados. Muchas veces las compañías tratan de maquillar los resultados operativos tratando de convencer a los accionistas que están lo suficientemente sólidas y que el plan que tienen para el trimestre entrante es el mejor. Pero últimamente todas están presentando resultados espantosos por la crisis. Y yo tengo la leve sensación de que parte del reporte es circunstancial para reclamar un beneficio monetario y hacer responsable a la sociedad de las malas notas que vinieron escondiendo hasta ahora.
Es algo que en las compañías en general se hace bastante… al menos la parte de reportar los malos resultados cuando no se nota. Y es algo que los argentinos sabemos hacer mejor que nadie y por eso me causa bastante gracia cuando desde el gobierno se nos quiere hacer creer que estamos en peligro por la crisis. Ya estábamos en peligro antes de la crisis y obvio, ahora estamos peor…que la presidenta quiera librarse de la responsabilidad que le cabe por habernos llevado al abismo…esa película ya la vimos. Y si te fijás como cambió el discurso desde el “Efecto Jazz” hasta su discurso de ayer te vas a dar cuenta que algo cambió. Sinceramente, sigo creyendo que para Cristina la crisis no existe, pero que ve en ella una oportunidad de limpiar su mala gestión…y sinceramente no se que me parece más preocupante para nosotros: si su necedad o su visión del oportunismo.
Un mundo denso necesita pensamientos livianos para que puedan ser asimilados
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