Un ejemplo...

Llevo ya más de 6 meses viviendo en Berlín y todavía me asombro. Todos los días veo que están arreglando algo, construyendo, reponiendo etc. Ahora es un castillo que en su momento estaba en frente a la catedral protestante, también conocida como el "Dome".

Este castillo fue derribado por los comunistas que quisieron limpiar la ciudad de cualquier rasgo imperialista hasta volverla gris y cuadrada. Es de hecho una ciudad de grandes contrastes, donde se puede ver el pasado real, el paso del tercer Reich, señales de la guerra, rastros del comunismo y por último el renacimiento de la ciudad.

Lo más significativo es que el pasado de la República Democrática Alemana, está confinado a un museo...y tenés que pagar entrada para verlo. Obvio que tenés rastros del muro y muchas otras cosas, pero es una ciudad pujante que vive en un cambio permanente.

Pero lo que me alegra es otra cosa: después de la guerra, después del paso de los comunistas y de todo el socialismo que quedó impregnado en la mente de la población, la ciudad se vuelve sobre si misma y por un lado erige monumentos en conmemoración de todos los judíos asesinados injustamente en los campos de concentración y exhibe sin complejos las joyas de su pasado real ante una sociedad que aplaude la convivencia por sobre todas las cosas.

No dejan de ser menos socialistas por ello...simplemente aceptan con orgullo y/o dignidad su pasado y culpa y miran hacia el futuro. No olvidan el pasado, pero no dejan de pensar hacia adelante.Y lo comparo directamente con nuestra penosa realidad, donde de tanto mirar para atrás, dejamos pasar las oportunidades del futuro.

Cuando podamos asumir nuestra historia sin rencores y nos pongamos de acuerdo en construir sin importar de que lado de la mesa estemos, podremos seguramente transformar a nuestro país en un territorio fértil. Pero si queremos arar el terreno sin sembrar la semilla, no hacemos más que revolver la tierra...y eso no genera nada.